Soltar para crecer
¿Por qué se siente tan bien terminar si lo quiero? ¿Por qué siento este alivio en mi corazón, si a la vez me duele?
Tal vez es porque he aprendido a identificar lo que es
bueno, y sano para mí, y lo que es tóxico y me hace mal. Se siente bien cuando
estamos juntos, estar en sus brazos es un nivel de delicia y sentido de
protección que no había sentido antes. Pero la zozobra que me hace sentir estar
con él cada día, me carcome. No poder actuar, ni hablar con total libertad por
miedo a enojarlo, no está bien, no es correcto, no es lo normal. Vivir evitando
hacer, o haciendo cosas solo para agradarle, cual Bella tratando de no sacar de
quicios a la bestia, no se siente bien, no se siente seguro, no se siente a
salvo. El amor debería ser un lugar de paz, pero yo con él me siento en guerra
todo el tiempo.
Ya no soy la misma niña que soportaba todo sin medidas, que
entregaba sin esperar recibir nada a cambio. Ahora sé que el amor debe
aportarte, no reducirte, enaltecerte no pisotearte, sacar tu mejor versión, no
empeorarte. Con él se sentía bien solo cuando estaba cerca de mí, pero al dar
la espalda, era un completo caos, un campo minado que atraviesas con cuidado,
pasito a pasito, dando brinquitos tratando de esquivar la fatalidad de la
explosión, con el corazón a millón y la respiración entrecortada, expectante,
llena de incertidumbre, con el Cristo en la boca.
Sé que alejarme es lo correcto porque siento paz, mi corazón
puede volver a transitar cada espacio de mi cuerpo sin miedo a consecuencias ni
represalias, con confianza. El sol volvió a salir como todos los días, pero hoy
especialmente tiene un brillo de alegría, de positivismo, de renacimiento. El
dolor de su ausencia lo hace más llevadero la tranquilidad de tomar una siesta
en paz, salir con amigos, leerme un libro por horas y perder la noción del
tiempo, sin tener que preocuparme porque no he reportado mi ubicación y
actividad del momento, como empleado pasando tarjeta cada vez que entra o sale
de la oficina. Sabía que estaba mal, sabía que no era lo correcto, sin embargo,
no encontraba la manera de salir sin lastimarme, ni lastimarlo, porque a pesar
de todo, como la bestia, sé que detrás de sus ojos se esconde un océano de
bondad, debajo de un pelaje de inseguridades y baja autoestima. Pero también sé,
que no es mi deber ni tampoco está en mis manos el poder de “arreglarlo”, o ayudarle.
El compromiso es suyo como individuo en busca de mejora, de buscar ayuda con
alguien calificado para hacerlo. Me costó muchas lágrimas, desilusiones, horas
de lectura y videos de psicológas/os para entenderlo. Ahora, por fin, me siento
tranquila para seguir construyendo la mujer que quiero ser, y tal vez, algún
día, encontrar la persona que me acompañe en este camino de la vida.
Renaciendo como siempre,
Yo.
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