Entradas

Mostrando las entradas de 2019

Una nota para él.

Él es muy raro. A veces parece que sí, y otras veces que no. No puedo hablar mucho porque yo sé que también soy rara. Obviamente menos que él. Yo soy más normal. Siento que soy un espejo, reflejo lo que son conmigo. Si eres muy chevere, voy a ser chevere contigo también... A me nos que me caigas mal, muy mal. Pero en fin, de eso no hablábamos. Hablaba de ti y de que eres muy raro. De qué hoy estás bien y mañana ya no. De que hoy me buscas y mañana me olvidas. De que hoy soy importante para ti, y mañana ya no me conoces. Decídete porque yo no te entiendo. ¿Por qué eres tan raro? Deberías ser más normal. Aunque... ¿Quien es normal hoy día? Todo mundo es raro. ¿O será que ser raro es lo normal, y por creer ser normal, soy yo la rara? ¿Por qué soy tan rara? Pensé que ya me estabas queriendo. Con cada "te quiero" tuyo, mi corazón empezaba a revolotear y mi cerebro empezaba a hacer corto circuito. Internamente, en mi cabeza, celebraba y gritaba, me ponía un body

No es amor

Protección, es lo que siento en tu pecho. Lujuria, lo que me recorre por dentro cuando te aproximas. Admiración, es lo que me embarga la mirada al observarte... y aún cuando todos esos ingredientes componen el coctel de nuestra relación, estoy en lo cierto al asegurar que no es amor. Sé que no es amor porque a tu lado no puedo ser quien realmente soy. No me fluye mi lado divertido, como usualmente pasa con el resto de las demás personas. No me dan risa tus bromas. No canto hasta desafinarme ni bailo como se me da la gana delante de ti. No sabes quien soy, lo que me gusta o me hace feliz -o lo sabes y nunca te ha nacido hacerme feliz- no... no lo sabes. No te interesa. No te interesa conocerme y saber mis gustos. No te interesa saber cual es mi color favorito o el sabor de helado que más me gusta. No te interesa mi pasado (y al parecer tampoco mi presente). No te interesa tampoco mostrarte como realmente eres, si es que acaso tienes un lado íntimo... y profundo (que lo dudo). No te

Aunque no te hayas ido, mi amor.

Sufro por tu ausencia aunque no te hayas ido. Sufro porque sé que te irás. Siento el presagio de nuestro desenlace a cada momento y en todos los instantes de nuestra ordinaria cotidianidad. El mensaje de buenos días que ya no amanece en mi bandeja, la llamada esperada que al final no llega, las horas que gasté sentada, maquillada y emperfumada mirando a través de la ventana anhelando ver tu silueta, mientras observaba insistentemente el reloj cansado, que con mirada lastimera me decía que no ibas a llegar. Otra vez, una vez más. Pero qué tonta, me dicen todos. ¿Cómo sigues esperando tanto de alguien que sabes que no puede dar nada? ¿Por qué sigues esperando afecto de quien está por dentro vacío y carece de sentimiento alguno? ¿Por qué sigues creyendo las mentiras a quien te ha engañado una y otra vez? ¿Por qué sigues siendo tan ingenua e inocente? ¿Por qué no aprendes, NIÑA? Quisiera decir que tengo las respuestas a cada interrogante, pero yo solo puedo responder: porque teng