¡Despedida!

Hoy quiero agradecer a cada uno de ustedes, mis lectores, por acompañarme durante todo este camino. Por reírse de mis locuras y llorar con mis tusas. Por esperarme cuando estuve ausente, y apoyarme en cada regreso. Hoy quiero agradecerte a TI que seguiste visitando este blog, aún cuando ya no tenía la dirección publicada en ninguna red social, y sobre todo, quiero agradecerte por estar, porque no importa si me lees desde que tenía 17 años y era una universitaria o ahora a mis 24, muchos años después; no importa si llegaste hace un par de meses, o si me acababas de encontrar... Lo que importa es que estuviste, te pusiste al día, te emocionaste con mis letras y me pediste más, incluso cuando yo sentía que ya no tenía más para dar.

A pesar de todos nuestros buenos momentos, hoy debo despedirme de ti y de todos mis hijitos (mis entradas), pues finalmente hemos terminado nuestro viaje, debemos anclar el barco, bajar las velas y pisar tierra firme. Hoy, después de muchos años, tengo la firme convicción de cambiar el sentido de mis letras, no porque no me guste hablar de sentimientos y banalidades o anécdotas, sino porque siento que a través de mis escritos, puedo conectar con un propósito más a fin a mis intereses hoy por hoy, que mis palabras puedan ser el instrumento de una misión más al servicio de los demás y dar una voz a quienes no la tienen, o tal vez informar a quienes ignoran. 

Hoy ya no tengo 17 años, y los sueños románticos que tenía de chica no son mi prioridad. Hoy quiero hablar más allá del amor y las aventuras, quiero crecer, quiero cumplir sueños y conquistar metas, pero también quiero aprender a querer de una forma más sana y madura, hasta entonces, tal vez, solo quizá en el futuro, pueda volver a hablarles de estos temas, pero espero, de una manera más consciente, deconstruida, libre y des-romantizada.

Hoy quiero ser fiel a mis valores e intuición. Gracias por siempre querer leer las 'cosas que me pasaban'.

Con el ojo aguado, yo.